Esta carreta llena de letras
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15 junio, 2022

Dirigir un proyecto de promoción de lectura conlleva tener siempre la cantidad de libros que el proyecto va adquiriendo con el paso de los años, y eso es algo que es un motivo de orgullo, porque vamos coleccionando libros firmados por autores de todos los sitios y eventos que visitamos.

En muchas ocasiones “sacamos pecho” con los libros firmados por premios Nobel- de cualquiera de las categorías en las que han ganado dicha  distinción, en otro listado de colección están las escritoras que tienen un gran prestigio internacional, tanto que uno piensa que están al mismo nivel de un Nobel, en una lista aparte, contamos  con los escritores locales, y los rurales, que siempre quieren regalarte sus libros (a lo cual siempre me niego, porque prefiero comprárselos y así darles el respeto que se merece su trabajo), la lista de los libros que van llegando a La Carreta Literaria ¡Leamos! Se va llenando situaciones particulares que no alcanzan a ser mencionadas en este pequeño espacio.

Pero les quiero contar que en estos días me quedé mirando los libros de “la pila” y luego los de LaCaLiLe y fui hasta donde tengo gran parte de la biblioteca y me hice está pregunta: ¿Cuántos millones de letras habrá en todos estos libros? Y entonces me imagine que una universidad me buscaba para que participara de una investigación, en la cual íbamos a buscar la economía de las letras, de esta forma ayudaríamos al cambio climático y a la protección del medio ambiente.

En esta situación hipotética, los promotores de lectura darán la información concreta de cuantas letras se necesitan para escribir un libro de 150 páginas como mínimo, y de ahí en adelante en cada una de las categorías de la literatura además nos deben indicar cual es el tamaño y fuente de letra más adecuado, para de esa manera conocer cuál es el mínimo consumo de tinta y papel a la hora de escribir un libro, y por ningún motivo se deben olvidar de las reglas ortográficas, en este proyecto que le ha encomendado “la Universidad de la protección del libro y el buen idioma”.

Tomé la decisión de participar del proyecto con una sola condición: que se me permitiera ir hasta las bibliotecas más antiguas que tenemos en este mundo, para hacer un barrido que permitiera saber en qué época de la humanidad, desde que se inventó la escritura  se han malgastado las letras y porque no se tuvo en cuenta este proyecto en el que ahora me invitan, con poco tiempo y lógico con muy poco presupuesto, para saber cuántas letras se necesitan para escribir un libro de mínimo de 150 páginas, sin importar su calidad literaria, si no cuantas letras NO debemos utilizar para que no nos llamen derrochones de las letras… que cosa tan difícil parece que es saber escribir y sobre todo escribir bien y económico.

Me pregunto qué pensaran los escritores de este proyecto, cuando ellos necesitan millones de letras para escribir y poder equivocarse cuantas veces sea necesario.

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