En este momento, cuando tengo el ritmo de lectura en óptimas condiciones, me parece pertinente contarles sobre una herramienta que es de mucha utilidad para los bibliófilos de todas las edades y de todos los rincones en donde se encuentren, es nada más y nada menos que “la pila”: esa montaña que se va formando con el paso de los días y que usted señor lector va apilando en algún lugar de su casa o biblioteca personal para ir leyendo a su gusto y sin afanes.
Veo mi pila de libros, de la que brota un manantial de historias maravillosas que me hacen los días más amenos, en cada lectura de esas historias tengo muchas más herramientas para compartir con cada uno de los lectores oyentes que me voy encontrando por las distintas vías que tengo que transitar, mientras se van desarrollando todos los programas de promoción de lectura de La Carreta Literaria ¡Leamos!.
No puedo creer lo afortunado que soy en la vida, ya que soy promotor de lectura, siendo la lectura una de mis pasiones con la cual puedo entender y dialogar con muchas personas, así no esté de acuerdo con sus argumentos, pues la lectura me ha ayudado a detectar de forma rápida si en frente mío tengo a un buen lector o no.
Cuando hablo con una persona con argumentación superficial, decido no insistir en determinadas controversias por así decirlo. Cuando eso me pasa, una vez terminada la conversación a modo de despedida siempre le pregunto ¿Qué libros estás leyendo en estos momentos?, me doy paso a hablar de la pila de libros de los cuales estoy bebiendo historias, de la literatura en general y además le recomiendo alguno de los autores que tengo en dicha pila en ese momento.
Si usted no tiene pila lectora, le recomiendo ir haciendo su pila de libros para que no se pierda una de las actividades más enriquecedoras que podemos desarrollar en cualquier lugar y a cualquier hora: Leer.