Desde la escuela nos resaltan la importancia de la lectura, son en esas cuatro paredes donde una maestra o un maestro, con todo el cariño del mundo nos enseña a pronunciar las primeras silabas que aparecen en el papel letra por letra, palabra por palabra, hasta terminar pronunciando de corrido y a buen tono las primeras frases, luego nos lanzamos a la oración completa. En este punto aun nos falta ritmo para poder llevar el paso a esta actividad, que desde temprana edad nos permite aprender y nos deja desenvolver por el mundo entero, con solo saber leer y escribir podemos soñar con recorrer el mundo.
Una y otra vez la maestra o el maestro nos repiten los ejercicios que debemos realizar para poder leer de corrido, y ahí, poco a poco, nos vamos aprendiendo el camino para salir de ese laberinto que es aprender a leer y no hacerlo solo por aprender, sino hacerlo bien para no pasar “pena” delante de los compañeros de clase, porque a algunos se les hace más fácil la dicción o la entonación que para otros, como en todas las actividades de la vida unos desarrollan ciertas habilidades con mayor rapidez que los demás.
Por eso en este momento de la historia, la lectura de libros por placer se ha convertido en una actividad que les ha abierto muchas posibilidades a millones de personas en el mundo entero, sintiendo que esa herramienta que es el libro y que fue inventado hace más de 20 siglos es la solución a muchos males que nos agobian hoy día. Justamente uno de esos males es la falta de lectura, una actividad que aprendemos junto con el crecimiento físico en los primeros años de vida, pero que en muchos casos, en la medida que vamos creciendo físicamente dejamos de cosechar, por eso vemos que muchos adultos han “decrecido” intelectualmente, y resulta lamentable porque alejarse de la lectura, que es actividad absolutamente placentera y personal, dejamos de lado uno de los entretenimientos más agradables que se pueda tener en la vida.
En la medida que vamos creciendo solo nos limitamos a leer lo que nos toca por estudio y nada más, es ahí donde nos desviamos del camino de la lectura por placer que debería ser una de nuestras actividades cotidianas, además que no nos damos el chance de enriquecer nuestra creatividad, herramienta necesaria para el buen desarrollo de todas nuestras competencias sociales.
La lectura permite entender varios puntos de vista, qué es lo que sucede en nuestro entorno, y de esa forma se nos permite aportar frente a posibles soluciones a problemáticas que impliquen nuestro apoyo como ciudadano.
Es así como los libros se convierten con el tiempo en amigos inseparables, esos que nos facilitan la vida y nos traen alegría en los momentos donde los requerimos… y nunca te fallan, porque la lectura mi querido lector, es como la Madre de uno: siempre está allí para ayudarte en todo lo que necesites en la vida.
En el leer está el saber, y en el leer está el placer