Desde los primeros días de vida hay que incentivar la lectura en los niños y niñas de todos los niveles sociales, porque es en esa etapa de la vida, cuando tenemos toda nuestra atención en recibir y aprender lo que las personas en nuestro entorno familiar y social nos enseñan, es nuestra etapa de total curiosidad por probarlo todo, por eso es muy importante que las personas que se encargan de cuidar a los niños en los centros de primeras letras les guste la lectura, y sobre todo, la realicen como una tarea cotidiana y agradable, para que los niños inicien con el hábito de escuchar y luego más adelante puedan tener la lectura entre sus cotidianidades (no obligatorias), lo que les ayudará en todo su proceso educativo.
Sin embargo, los niños no siempre tienen la suerte de llegar a un lugar donde la lectura sea una de las actividades prioritarias, hay puntos débiles en algunos centros de primera infancia, y es una situación que como sociedad debemos arreglar, porque esa debilidad no le permite a las niñas y niños avanzar acorde con los estándares establecidos en la “escalera educativa”, como lo han demostrado los estudios realizados por los expertos de primera infancia de los 5 continentes.
En Colombia contamos con un sistema de hogares infantiles, en donde una madre comunitaria hace de todo ella sola, ahí hay un gran obstáculo para el aprendizaje de esos niños y niñas, ya que a una sola persona le es imposible cumplir con todas las tareas que conlleva ese oficio a cabalidad, sus tareas son: alimentar a los niños, asistirlos en sus necesidades fisiológicas, tener el área limpia y adecuada para los descansos, realizar actividades didácticas, ¿A qué hora les puede leer en voz alta? teniendo a su cargo entre 12 y 15 niños de primera infancia, sumando que además debe atender los asuntos propios de su hogar. Pensemos por un momento a que horas descansa esta señora y si ese descanso es realmente reparador.
Algunos de ustedes dirán “¡ajá! ¿para que esta la biblioteca pública?”, pero resulta que en muchos municipios de Colombia ser nombrado bibliotecario es el equivalente a un castigo, y eso trae problemas en los procesos de lectura de muchos lugares, pues el bibliotecario toma el contrato “que quedó disponible por decisión del alcalde de turno.
Desde LaCaLiLe venimos insistiendo que uno de los factores que más ayudarían a mejorar los niveles de lectura en toda la escalera educativa, sería que muchos referentes sociales aceptaran ir a leer a las escuelas, ese proceso lento pero seguro de ir a leer a los niños, sin importar que profesión se tiene, le da a los estudiantes una mirada más amplia de la importancia de la lectura por placer, y todo lo que implica para mejorar la calidad de vida de un profesional, pues la lectura debe ser vista como un ejercicio que ayuda, como un método de consulta para “encontrar respuestas” a distintas situaciones sociales, personales y profesionales.
La situación que les describo puede ser vista como “una lluvia que vemos caer desde la comodidad de nuestra terraza que no nos salpica, y que al final nos moja”, pues debemos ayudar a esas madres comunitarias, asistir y hacer lecturas para los niños de los jardines infantiles, porque ahí en esos pequeños está el futuro de la sociedad, los futuros sujetos de responsabilidades, derechos y deberes que hacen que tengamos sociedades más inclusivas, productivas y competitivas. Leer en voz alta a los niños y niñas de la primera infancia es el mejor ejercicio social que cualquier persona puede realizar.